Este verano, dieron en TVE unos dibujos contando la historia, que ya había oído antes, de cómo sería el mundo si lo redujéramos a una aldea de 100 personas. Lo que sigue está extraído buceando en Internet:
«Supongamos que, respetando escrupulosamente los datos existentes sobre la Humanidad, redujésemos el mundo a una aldea de 100 personas. ¿En qué se convertiría? En esta aldea habría 61 asiáticos, 13 africanos, 13 americanos de los hemisferios norte y sur, 12 europeos y una persona de Oceanía. 52 serían mujeres y 48 serían hombres. 67 tendrían religiones diferentes del cristianismo y 33 serían cristianos. 6 poseerían el 59% de la riqueza global, y los 6 serían ciudadanos de Estados Unidos. 80 vivirían en condiciones inaceptables, 14 no sabrían leer, 20 sufrirían desnutrición, 1 se muere de hambre, mientras que 15 están demasiado gordos. Uno (sí, sólo uno) estudiaría en la universidad, y sólo 2 tendrían un ordenador».
«Si esta mañana, al abrir los ojos, has podido decir que gozas de buena salud, eres más afortunado que un millón de personas del mundo que no sobrevivirán a esta semana. Si no has sufrido ni una sola vez los peligros de la guerra, la soledad y los tormentos del encarcelamiento y los horrores del hambre, eres más afortunado que otros 500 millones de personas en el mundo. Si puedes profesar tu fe sin temor de ser perseguido, encarcelado, torturado o asesinado, tienes más suerte que otros tres mil millones de personas en el mundo. Si tienes alimentos en la nevera, ropa para vestirte, un techo sobre tu cabeza, un lugar donde dormir, vives en una abundancia que no conoce el 75% de los seres humanos del mundo. Si tienes dinero depositado en el banco, dinero en la cartea o algunas monedas en un cajón de casa, perteneces al 8% de las personas más ricas del mundo. Si tus dos progenitores están vivos y todavía están juntos, es algo realmente extraordinario.
Si puedes leer este mensaje, eres afortunado por partida doble. Esto quiere decir que, al enviarte este mensaje, alguien ha pensado en ti, y también eres mucho más afortunado que los dos mil millones de seres humanos que no saben leer.
Alguien dijo una vez: Lo que damos, siempre nos es devuelto. Así, pues, disfruta trabajando como si el dinero no tuviese importancia, ama a los demás como si jamás hubieses sido herido, baila como si no hubiese nadie mirándote, canta como si no hubiese nadie escuchándote».
«Y, por encima de todo, ama el hecho de que tú y todos los demás vivís aquí, en esta aldea. Quizá si un número suficiente de nosotros aprendiese a amar esta aldea, todavía estaríamos a tiempo de salvarla de la violencia que la desgarra».
Hay una animación en http://216.70.117.172/me_spanish.htm
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