En 200.000 años nuestro organismo no ha cambiado prácticamente. Somos, en esencia, iguales que nuestros antepasados.
No existe ningún animal que pueda librarse del almacenamiento de calorías. Si comemos, debemos pagar un precio, que tiene forma de movimiento, cualquier ejercicio vale.
Si queréis saber más, aquí podéis leer el resto.
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