1.000 millones de personas pasan hambre, pero la solución no es producir más comida. De hecho producimos demasiada, el problema es que no se distribuye bien y se pierde una tercera parte de la comida que se produce: porque nos sobra después de la comida o porque se pierde durante la producción.
Tiramos 115 kilos por persona al año, en media. Pero no sólo es la comida que tiramos, sino el gasto inútil en agua, tierra, energía, trabajo y gases de efecto invernadero que ello supone.
¿Qué podemos hacer? Comprar sólo lo que necesitemos, consumir los productos más allá de la fecha que recomienda el envase (con precaución, claro está), y consumir menos carne y más dieta mediterránea.
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